miércoles, 30 de marzo de 2011

"Tradición y cultura del pulque en la ciudad de México”.


6. El pulque en la época Colonial.
De la bebida de los dioses, a la bebida de los indígenas.

Después de un maratón por las principales pulquerías del centro histórico de la ciudad de México, en donde pude comprobar, que la  tradición prehispánica del pulque se sigue conservando y que los pulques producidos son de gran calidad, llega el momento de revisar nuevamente un poco sobre la historia de esta rica bebida.
Como ya mencione anteriormente, para los antiguos habitantes de esta ciudad, el pulque tenía un sentido estrictamente religioso, bebiéndose en ceremonias, rituales y celebraciones muy importantes. También era consumido en menor escala por las familias, que debido a sus grandes beneficios nutricionales, complementaba su alimentación. En la antigua Tenochtitlán,  el emborracharse con pulque, era bastante mal visto por la sociedad y por las autoridades. El maguey era esencial en la actividad económica de esta ciudad. En varios relatos históricos se designa al maguey como la planta mas antigua de del altiplano central mexicano. ¿Qué paso con la tradición del pulque y del maguey después de la conquista en 1521?
Después de la llegada de los españoles, estos nombraron al maguey,  “planta de las maravillas”, pues les sorprendieron todos los beneficios que los nativos podían obtener de ella, sin embrago,  el pulque se vio afectado por el pensamiento europeo. Una ves conquistado el pueblo mexica y con ello, la mayoría de las culturas existentes en este territorio, con la evangelización, los conquistadores implantaron la religión católica a los mexicas. La religión prehispánica desapareció. La creencia en los antiguos dioses estaba prohibida;  las rituales y las celebraciones, eran perseguidas. Por consiguiente, el pulque perdió su carácter sagrado. Sin embargo esto no impidió que esta tradición quedara olvidada, ya que la bebida  adquirió un valor comercial, pasó de ser una bebida ritual, a ser una bebida lucrativa.
Ya consumada la conquista, tanto militar como espiritual, la población indígena quedo a la deriva y el consumo de bebidas alcohólicas aumento. Debido a esto, las autoridades virreinales  hicieron un gran esfuerzo para impedir la fabricación del pulque. Se promulgaron algunas leyes que prohibían la venta de alcohol a los indígenas y se les castigaba fuertemente cuando eran sorprendidos en estado de embriaguez. Durante un tiempo las tabernas y pulquerías fueron prohibidas en las ciudades más importantes de la Nueva España.
Todas estas medidas no impidieron la prominencia del pulque, ni que los indígenas se siguieran embriagando. El pulque pasó de ser la bebida de los dioses, a ser la bebida de los indígenas. La producción de pulque se convirtió rápidamente en una actividad muy redituable para la mayoría de las haciendas españolas. Se establecieron muchos comercios al pormenor, ante los cuales las leyes de prohibición no pudieron hacer nada. Esta situación favoreció a que muchos vendedores capitalizaran la comercialización del pulque y empezaron a formaran una gran industria.
Ya para el siglo XVII, el gobierno real incapaz de impedir la producción y el consumo del pulque. Los principales consumidores eran indígenas de las clases mas bajas, que eran los que predominaban, sin embargo, esta bebida también era apreciada por mestizos y criollos. Se procedió a dar licencia a las pulquerías y a cobrar un impuesto a los productores y a los consumidores. Los hacendados españoles capitalizaron la producción del pulque, compitiendo y desplazando  la producción de los indígenas. Algunos misioneros jesuitas para financiar sus colegios de enseñanza, dedicaron gran parte de sus haciendas para la elaboración del pulque. La fabricación de esta bebida, paso de ser una actividad artesanal, a una actividad de producción en gran escala.
Las aéreas destinadas para el cultivo de maguey se extendieron durante el auge de las haciendas, teniendo como mayor proveedor el valle del Mezquital y  los llanos de Apan, en el estado de Hidalgo, que para el siglo XVIII, contaba con mas de 30 haciendas dedicadas a la producción de esta bebida. Las más importantes fueron la de Ocotepet, la de Montecillos, Chimalpa y San Antonio Techatlalclo. El mejor pulque producido allí, se comercializaba a las ciudades de Puebla, Pachuca y la ciudad de México.
El maguey y la actividad pulquera, comenzaron a ser uno de los principales factores de crecimiento económico de la región del altiplano central de la Nueva España. Proporciono una actividad económica a los habitantes de esa región, quienes conservaron la tradición en la elaboración de esta antigua bebida. La actividad de “tlachiquero”, es decir, aquellos que extraían el aguamiel de las pencas de maguey, era un oficio que se transmitía de generación en generación. En este oficio las mujeres tuvieron un papel muy importante. La gente dedicada a toda la actividad pulquera siguió imprimiendo un sentido religioso al pulque, sin embargo, en lugar de efectuar sus oraciones a Mayahuel la diosa del pulque, las hacían a la virgen de Guadalupe. Además, cada hacienda productora, tenía su propio santo patrono.  
En conclusión, durante la época colonial, ya destruida la mayor parte de la religión prehispánica,  el pulque comenzó a ser consumido por la población indígena de esta ciudad, no para fines rituales, sino solo para embriagarse. Pasó se de ser la bebida de los dioses, a la bebida de los nativos.  Al principio las autoridades virreinales, intentaron detener su consumo y producción. Pronto se dieron cuenta que no lo iban a pode lograr, así que decidieron dar permisos. Las haciendas de Apan, Hidalgo, se convirtieron en las más importantes productoras, de donde se traia la mayor parte del pulque consumido en la ciudad de México. La elaboración del pulque se convirtió en una actividad a gran escala, de las más redituables para la economía de toda la Nueva España.
La Tradición del pulque en la ciudad de México, (capital de la Nueva España, anteriormente llamada Tenochtitlán, capital del imperio Azteca), siguió existiendo después de la conquista, sin embargo, ya no era una bebida sagrada, ahora solo era un producto de gran valor en el mercado.

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