martes, 8 de marzo de 2011

La Eterna Frontera.

Se me pidió que observara unos tenis colgados en algún cable sobre una calle, también se me pidió que describiera el contexto físico en el que se encontraban dichos tenis, pero yo vi mas.
Los tenis se encuentran colgados en un cable a las afueras de mi retorno, sobre la calle de de Xotepingo, entre calzada de Tlalpan y Miramontes. Lo primer que se me viene a la mente cuando  es que aquellos tenis llevan colgados allí como diez años, nunca me había percatado tácitamente de ellos, sin embargo, lo se quizá en lo mas profundo de mi subconsciente.
Me entra la curiosidad por saber quien demonios fue el dueño de esos tenis, porque los aventó, cuando, como, etc. Sin embargo eso me tiene si cuidado, quizá por la dificultad de andar imaginando todo eso, quizá por la falta de imaginación para inventar alguna historia sobre aquéllos tenis.
Me llama más la atención el contexto social en el que se encuentran. Cuelgan sobre una calle que desde hace muchos años yo llamo una frontera, es decir, es una calle que divide dos colonias, la colonia Avante y la colonia Emiliano Zapata. Rápidamente me doy cuenta de que los tenis no solo son espectadores de la simple división de dos colonias, son también testigos de la división de dos clases sociales, pues la diferencia económica es clara. De un lado las casas son más grandes, sus fachadas están pintadas y con bonitos acabados. Del otro lado las casas son pequeñas, del color del concreto y con barrillas saliendo por todos lados, oxidadas por la promesa de algún segundo piso.
Los tenis cuelgan allí y seguirán colgando durante varios años mas, mientras el contexto, arriba mencionado, seguirá igual o quizá con aquellas diferencias aun mas marcadas. Esta visión no solo es la realidad de este pedacito de tierra, esta visón también retrata la realidad de la delegación Coyoacan, de gran contraste y desigualdad, la realidad del Distrito Federal, lleno de colonias ricas y espectaculares, y colonias marginadas y pobres.
Cuanta sabiduría pueden hallarse en esta imagen, en lo mas recóndito del D.F., de unos tenis colgando en un cable de luz, quizá de teléfono, no lo se. Lo que si se, es que cuelgan sobre una eterna frontera, entre la igualdad y la desigualdad, la justicia y la injusticia. Eterna frontera es cada una de las calles de esta ciudad, frontera característica del país que habitamos, del sistema económico que adoptamos, del siglo en el que vivimos, de la forma en la que nos comportamos, del momento histórico que nos toco vivir.
Que importa de donde vienen esos tenis y a donde van, que importa lo que éramos o lo que queremos ser. Lo que importa es el presente que es el lugar donde vivimos y donde siempre viviremos. Lo que importa es lo que somos y lo que estamos haciendo en este mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario